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“Ese apto es mío”: nuevas revelaciones sobre el penthouse de la mafia que Miguel Quintero usaba para negocios

Fiscalía tiene en su poder un video en el que el cuestionado hermano del exalcalde Daniel Quintero dice que esa propiedad de la SAE en El Poblado es suya.

  • Quintero envió al grupo una fotografía suya junto a Jorge Liévano —exgerente de Metroparques e imputado por la Fiscalía— en la zona del jacuzzi. Foto: Noticias Caracol
    Quintero envió al grupo una fotografía suya junto a Jorge Liévano —exgerente de Metroparques e imputado por la Fiscalía— en la zona del jacuzzi. Foto: Noticias Caracol
hace 2 horas
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Miguel Quintero recorre un lujoso penthouse en El Poblado y les muestra a sus amigos la amplitud y comodidades del inmueble, algo venido a menos por el abandono. Aunque se trata de un apartamento que pertenece a la Sociedad de Activos Especiales (SAE), que había sido incautado a la mafia hace décadas, él habla de él como si fuera propio.

El video fue enviado por el pariente del entonces mandatario de la capital antioqueña el 16 de mayo de 2020, en un chat grupal con sus amigos. Recorriendo el apartamento, comentó:

“Hay que organizar esto. Hay como una gotera, guevón. Este es el último piso, ¿cierto? Entonces es por eso. Y administración tiene que encargarse de eso que es lo más hp. Se paga como 800 o 900”.

Este material está en poder de la Fiscalía acompañado de otros chats y audios en los que se comprobaría la participación del hermano del exalcalde y ahora candidato presidencial en un presunto entramado de corrupción.

Quintero no estaba solo. Lo acompañaba Sebastián Ortega, el hijo del controvertido político de Bello William Ortega, cuya voz también se escucha en la grabación. Al llegar a la terraza del segundo piso —con un amplio jacuzzi— Quintero agrega: “Esto es una casa. Increíble que llegue la maleza hasta acá, guevón. Esto con un jardín bien chimba y alumbrado, guevón”.

Acto seguido, envía una nota de voz en la que plantea usar el lugar como reemplazo de otro sitio de reuniones conocido como “el inmueble”:

“Ese apartamento me lo entregaron. Lo único que hay que hacer es pegarle una organizadita y pagar la administración mensualmente y los servicios. No sé si es posible que pueda ser el reemplazo del ‘Inmueble’. Queda en El Poblado, tiene 500 metros cuadrados”.

Ortega responde entusiasmado: “Muy muy bacano. Que sea el nuevo inmueble. ¿O ya no queremos inmueble?”.

Miguel Quintero (audio): “Cuando vamos a ir a verlo, ya tengo las llaves, ya me lo entregaron, mejor dicho, ese apartamento ya es mío, pongámoslo así de esa manera”.

Sebastián Ortega: “¡Qué HP apto!”.

Miguel Quintero (audio): “Tiene como 500 metros cuadrados más o menos”.

Sebastián Ortega: “Una nota. ¿Cuándo mandamos los trabajadores? Muy bacano”.

En otro audio, Quintero describe los arreglos que pensaba hacer:

“Hay que bregarle a pegarle una organizadita a una goterita que tiene de... ese apartamento tiene dos pisos, uno de los baños como que tiene una fuguita y está cayendo en la cocina, entonces hay que mandar a organizar el dry wall de la cocina y creo que el dry wall de uno de los balcones, el balcón del segundo piso. Ese apartamento queda en el último piso, tiene puertas blindadas, es muy bonito, guevón. Hay que meterle una platica, una organizadita para ponerlo decente”.

Dos días después, según reveló el noticiero, Quintero envió al grupo una fotografía suya junto a Jorge Liévano —exgerente de Metroparques e imputado por la Fiscalía— en la zona del jacuzzi.

La imagen estaba acompañada de un audio en el que afirmaba “Esperando las amiguitas en el jacuzzi”.

Lo que se sabe de este lujoso apartamento y la “gran mordida” al lote de Carabineros

El inmueble no era cualquier propiedad y desde 2022, EL COLOMBIANO reveló varios detalles.

El penthouse sería el mismo que fue incautado hace 25 años en la operación “Nueva Generación”, en la que las autoridades capturaron a medio centenar de capos para su extradición. En 2012 se declaró la extinción de dominio y el bien pasó a ser administrado por la Central de Inversiones S.A., pero nunca se vendió. Según el certificado de tradición, a finales de 2019 la SAE lo entregó como depositario a Uver Gildardo Muñoz, quien fue removido en noviembre de 2021.

La gran pregunta es cómo Miguel Quintero obtuvo acceso al apartamento en 2020 y por qué afirmaba que “ya era suyo”, si no hay registros de ningún trámite legal que lo respalde, según Noticias Caracol.

En 2022, este diario contó que un testigo le entregó a la Fiscalía información sobre un escandaloso caso de corrupción y menciona que fue citado en un apartamento de El Poblado, que podría ser el mismo que Miguel Quintero y sus “Amigos” mencionan en el video. La idea era que negociaran el lote de Carabineros, uno de los terrenos más atractivos de Medellín: está cerca a la Autopista Norte y la carrera 65, al metrocable de Picacho, al Sena de Pedregal y a la Plaza de Ferias. Se le conoce así porque es vecino de la Escuela de Policía Carlos Holguín.

“Ese miércoles me dice: ‘ve, la reunión va a ser en Salamanca’, y yo le pregunto: ‘¿Pero Salamanca no es un edificio? ¿Por qué vamos a pasar de las oficinas principales de la EDU a ir a un edificio particular?’. Y él me responde: ‘eso fue lo que me dijeron’. Me pareció raro pero fui”, relató el testigo sobre los trámites previos al encuentro allí. También dijo que al llegar allí fue recibido por Sebastián Ortega.

“En la portería di mi nombre, ‘vengo para donde Sebastián’, ese era el nombre que me habían dado. Subimos al apartamento 1301. Nos abrió este Sebastián. Entramos, y el apartamento estaba vacío, solo tenía un sofá. Entonces, me di vuelta y le dije al comisionista ‘¿qué es esta vaina?’, y pensaba ‘qué cosa tan maluca’. Nos ofrecieron Coca Cola”.

El testigo le siguió narrando los hechos a la Fiscalía. “El comisionista que iba conmigo le preguntó al tal Sebastián: ‘¿Y en este apartamento vivís vos? Muy bueno’. Y él le contestó ‘No, solo lo tenemos para reuniones, aquí solo hacemos reuniones’. Ahí sí que más raro me parecía todo y en esas aparece otro señor que se llama Fernando Gutiérrez de Piñeres, es de Santa Marta, pero trabaja en Medellín en un negocio de drywall”.

Consultado sobre el apartamento, uno de los vigilantes del edificio comentó a un periodista que en efecto por esa época, agosto del año 2021, ese apartamento no estaba ocupado ni amoblado pero que llegaban a menudo carros a reuniones.

Y así mismo lo registró el portal IFM Noticas que reveló parte de este caso de presunta corrupción. Según el portal, vecinos del apartamento contaron que Sebastián, Miguel Quintero y Julio Gil, hijo del Notario 26 de Medellín, eran habituales visitantes del lugar.

“Yo entonces –sigue el testigo– puse el tema que nos convocaba del lote y me dijeron ‘No, esperate que ya va a llegar el señor’. Y yo ‘¿Ya va a llegar el señor?’. Se nos arrima este Sebastián y nos dice ‘bueno, me entregan los celulares, por favor’, yo como que no entendía lo que me estaba diciendo y le extendí la Coca Cola. Y él me dice ‘No, no, el celular me lo deben entregar todos. Así se manejan estas reuniones’. Pues entregué mi celular, él se los llevó, y tocaron la puerta. Entró un gordito, bajito, ojiclaro: ‘Mucho gusto, Miguel Quintero’.

“Fernando Gutiérrez tomó la palabra y dijo: ‘Bueno, hoy vinimos a hablar del lote de Carabineros, para ver cómo podemos hacer aquí este negocio’. Y Miguel le contestó: ‘Vea, esto es muy fácil, el propietario del lote es la EDU, ese lote está en papeles entre 10.000 y 12.000 millones de pesos, pero vale 45.000 millones. Entonces se lo compras a la EDU por esa plata, vas y pagas los 10.000 o 12.000 millones que sean, y los 33.000 o 35.000 restantes nos los das a nosotros. Nos los das por debajo”.

“Yo de una le dije: ‘Ve, en representación de donde yo trabajo te digo que, la verdad, no nos interesa estar en este tipo de negocios. Me podés decir que 500 millones de pesos y tampoco. Es que no aceptamos nada por debajo’”, le explicó el testigo a los investigadores.

“Entonces comenzaron a hablar Fernando Gutiérrez y Miguel Quintero: ‘¿Y si armamos otra estrategia? Nosotros tenemos unas empresas de minería y en esas empresas te hacemos una facturación o nos compras acciones, y por ahí sacas este valor...’. Seguían hablando como si no les importara. Y les dije: ‘No, no, no me interesa la verdad nada. Muchas gracias por todo, pero no’. Ellos seguían conversando y yo les alcancé a decir: ‘De una vez les digo, creo que a nadie que sea serio le va a interesar este lote en estas condiciones, porque eso que quieren no se puede hacer. Entre otras cosas porque ustedes tienen el lote más bonito de Medellín y lo van a vender supuestamente por 12.000 millones de pesos. Eso no casa. No resiste un análisis’”.

“Pero ellos seguían hablando. El uno le decía al otro: ‘Hay que mirar la manera de ver cómo se da eso, hay que lograrlo’, y Miguel le decía a Fernando: ‘No, hombre. Yo te he dicho siempre que de pronto es mejor coger ese lote y partirlo en varios lotecitos y vendérselos a varios constructores, porque ahí sí en cada venta escondemos de a 2.000 o 3.000 millones y ahí sí se puede más fácil, que esconder 33.000 o 35.000 millones de entrada’”.

“Yo era como asombrado de verlos hablar de esa manera y en un momento les dije: ‘Bueno, listo. Muchas gracias por todo’. Me levanté, pedí mi celular y ‘chao que estén bien’. Él me dijo: ‘Yo estoy haciendo otros negocios, pero ya míos, por si te pueden interesar, tengo otros lotes y otras cosas’, y yo ‘Dale, muchas gracias’, me paré y me fui”.



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