Si bien en las huestes del Pacto Histórico persiste la incertidumbre e inquietud alrededor de si podrán hacer o no su consulta interna el próximo 26 de octubre, cada uno de los tres candidatos –Iván Cepeda, Carolina Corcho y Daniel Quintero– ya tiene en marcha su propia estrategia y su estilo particular de posicionamiento rumbo a la Presidencia en 2026. Se trata de calculadas tácticas y métodos con los que buscan convencer a los electores y hacerse a la bendición del petrismo.
Cada una de sus estrategias comunicativas es diferente y refleja tanto sus estilos personales como las propias tensiones internas de la coalición.
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Por un lado, sobresale el exalcalde de Medellín, quien ha apelado a una estrategia basada en el show mediático, la confrontación, la provocación constante y la polémica en redes sociales. Muestra de ello fue lo que hizo en el Congreso de la Andi semanas atrás, cuando irrumpió en un debate de candidatos y ondeó la bandera de Palestina.
Previamente, había izado un bandera de Colombia en la isla Santa Rosa, sobre el río Amazonas, en medio del lío limítrofe con Perú.
“Quintero ha interpretado que las audiencias han cambiado y que las expectativas de las audiencias también. En estos tiempo el político se convierte en sí mismo en un producto no convencional. Al igual que Abelardo de la Espriella apuesta al escándalo y su puesta en escena es una performance permanente, con imágenes disruptivas y expresiones duras. Eso llama la atención, sobre todo de nuevas generaciones, que son los que están en las redes y demás. La pregunta es, ¿eso hasta dónde lo va a llevar?”, explica Jorge Iván Cuervo, analista político y profesor de la Universidad Externado.
Advirtiendo que esa forma de hacer política hace parte del ADN de Quintero y le sirvió para llegar a puestos de poder –por ejemplo, a través del partido del tomate–, la politóloga María Alejandra Arboleda, consultora de comunicación política y análisis de opinión pública, señala que esa estrategia al final podría jugarle en contra al exmandatario.
“Las campañas que tienen esa sobreexposición y que generan tanta confrontación y polémica, al final deben estar todo el tiempo pensando en cómo resolver crisis y ataques en diferentes escenarios y en diferentes momentos. Prima la polémica y la emocionalidad, pero no hay espacio para debates o propuestas. Por ahora, eso le servirá para llamar la atención de un electorado que no necesariamente es el de él. Entonces, esa sobreexposición pues le funciona y yo creo que le va a seguir funcionando en la medida en que pues genera diferencial con los otros candidatos”, afirma.
Por otro lado, aparece Iván Cepeda, quien se ha enfocado en el discurso ideológico, los foros académicos y las alianzas con sectores progresistas. Apenas este domingo, el también senador estuvo en Santa Marta dialogando con organizaciones sociales, precandidatos del Pacto y autoridades indígenas.
A ello se suma que varias de las principales figuras del petrismo –como Gustavo Bolívar, María José Pizarro o la senadora Aida Avella– han expresado públicamente su respaldo a Cepeda, destacando su coherencia y credibilidad.
“El enfoque de Cepeda responde al electorado más de estructura y a ese votante de izquierda que espera propuestas con un enfoque ideológico claro”, indica Arboleda, quien no obstante advierte que esa apuesta no le permitiría crecer al no despertar emociones.
“Las audiencias han cambiado mucho, sobre todo en tiempos de redes sociales. Las audiencias se han banalizado y no esperan que un político les entregue soluciones o les haga diagnósticos serios sobre la sociedad; es contradictorio, porque la gente sufre los problemas del desarrollo y los problemas de falta del Estado”, agrega el profesor Cuervo, asegurando que factores como la generación de emociones y cierto apasionamiento político también son decisivos a la hora de ganar.
Por último, figura la exministra Carolina Corcho, quien recorre regiones y lidera encuentros con comunidades, apelando a la conexión directa con las bases sociales y al trabajo territorial.
Si bien su perfil está asociado a la reforma a la salud, parte de su posicionamiento político también implica mostrarse como una política técnica que hizo parte del primer círculo de trabajo del saliente presidente Gustavo Petro.
“Corcho habla de su visión de salud con emoción. Ella mezcla lo de Quintero sin tanto show y el componente ideológico de Cepeda. Además, integra estrategia con reuniones y contacto directo. Sin embargo, su gran limitante es que su bandera es un tema que está crisis, la reforma a la salud de Petro, que ha sido tan cuestionada”, explica Arboleda.
Estas tres rutas que ya están trazadas en el Pacto Histórico evidencian una disputa no solo por liderazgo, sino también por el relato político que representará al petrismo en 2026: el espectáculo mediático, la consistencia ideológica o la construcción desde los territorios. ¿Por cuál camino se terminarán decantando los votantes?