Estaba contento. La sonrisa en su rostro delataba la satisfacción de haber hecho un buen trabajo en el Mundial sub-20 que se jugó en Chile. Cuando el exárbitro italiano Pierlugi Collina, director de jueces de la Fifa, le puso la medalla de bronce, el técnico vallecaucano César Torres mostró un gesto de tranquilidad.
Esa presea, que llevó a que el seleccionado colombiano volviera a meterse en el podio de una copa del mundo juvenil después de 22 años, fue el desenlace de un proceso que, durante un año y siete meses, el entrenador lideró con los futbolistas que estuvieron presentes en el torneo que se jugó en territorio austral.
“Orgullosos por este tercer lugar. El tiempo hará que lo valoremos más que el presente. Es de todos los jugadores. Se lo merecen. La gloria a Dios, pero ellos lucharon el partido, lo disputaron, lo sufrieron y creo que somos una gran selección que mostró fútbol, carácter, personalidad y defendió nuestros colores con honor”, dijo el entrenador colombiano en declaraciones posteriores al final del partido.
Torres, de 49 años, lideró bien el proceso que llevó a Colombia a cumplir el objetivo de jugar siete partidos en el torneo y, aunque no fue la final que soñaban, sí consiguieron destacarse en el torneo. No solo con su tercer puesto. También tuvieron en Néiser Villarreal al segundo máximo goleador del Mundial y el goleador del Sudamericano sub-20 que se hizo en Venezuela.
“Les dije a los futbolistas que nos llevábamos una medalla que nos iba a conectar siempre. Cada que vean la medalla se van a acordar de cada uno de ellos, de los goles, los entrenamientos, las situaciones. El ser humano debe dar resultados y lo conseguimos. Aportamos en el camino del crecimiento del fútbol colombiano”, concluyó Torres, quien ha expresado que se siente muy cómodo dirigiendo al equipo nacional formativo.