Omar Ramírez cuestionó el incidente y la reacción de su colega.
Este miércoles 13 de agosto, el estadio El Campín de Bogotá fue testigo de un intenso duelo entre Independiente Santa Fe y América de Cali, correspondiente a la tercera fecha del cuadrangular B de la Liga Femenina BetPlay. El compromiso, disputado bajo un clima de expectativa por la rivalidad deportiva, terminó con victoria para “la Mecha” por 1-0, un resultado que la acerca a la final del torneo.
Sin embargo, más allá del marcador, un hecho extradeportivo se robó toda la atención y generó controversia dentro y fuera de la cancha. La jueza central del compromiso, María Camila Rodríguez, se vio obligada a detener el partido durante varios minutos debido a un presunto caso de racismo proveniente de la tribuna.
Periodistas presentes en el escenario reportaron que los insultos iban dirigidos hacia las jugadoras y el técnico de América de Cali, Carlos Hernández. El estratega, visiblemente afectado, se refirió al incidente en la rueda de prensa posterior al encuentro, exigiendo respeto y condenando los actos discriminatorios.
Por su parte, el técnico de Independiente Santa Fe, Omar Ramírez, también abordó el tema, aunque con declaraciones que generaron polémica. Lejos de respaldar directamente la denuncia de Hernández, el entrenador cardenal cuestionó la forma en la que su colega y su cuerpo técnico interactuaron con la tribuna.
“No, pongámonos serios. Carlos que se ponga serio. ¿Para qué se mete con el público? ¿Para qué el utilero se mete con el público, con la hinchada? Es una tontería, que se ponga serio (...) después fue que atacando la hinchada, metiéndose con la hinchada, ¿para qué se mete con la hinchada?”, expresó Ramírez.
El técnico santafereño, aunque reconoció que el racismo debe ser combatido, también relativizó lo ocurrido:
“Yo he ido a Cali y no nos tratan bien, allá nos tratan muy mal. Es cierto que hay que atacar el racismo, pero lo de hoy que no sea dramático”.
El episodio deja sobre la mesa una doble discusión: la necesidad urgente de erradicar cualquier manifestación de racismo en los estadios y el debate sobre la responsabilidad de jugadores, entrenadores y cuerpos técnicos a la hora de interactuar con las aficiones rivales. Mientras tanto, América se lleva tres puntos clave de Bogotá, pero con un sabor amargo por un incidente que vuelve a poner a prueba el compromiso del fútbol colombiano contra la discriminación.
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