Kelley Mack, reconocida por su papel en The Walking Dead, falleció el pasado 2 de agosto en Cincinnati, Estados Unidos. Su familia dio a conocer la noticia de su muerte este martes a través de una publicación en la cuenta oficial de Instagram de la actriz. Tenía 33 años.
”Con una tristeza imborrable anunciamos el fallecimiento de nuestra querida Kelley. Una luz tan brillante y ferviente ha partido hacia el más allá, adonde todos, inevitablemente, debemos ir”, escribieron en la red social, donde compartieron una fotografía de Mack.
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En Instagram, sus familiares también compartieron un comunicado de dos páginas en el que explican la causa del fallecimiento de la actriz. Kelley había sido diagnosticada con un glioma, un tipo de tumor cerebral que afecta el sistema nervioso central. Según la Clínica Mayo, a medida que esta masa crece, puede comenzar a ejercer presión sobre zonas del cerebro o de la médula espinal.
Algunos de los síntomas que pueden variar según el tamaño y la ubicación del tumor son dolor de cabeza, náuseas, pérdida de la memoria, confusión y dificultades para hablar.