El mundo celebra con júbilo este jueves la elección del nuevo sumo pontífice de la Iglesia católica. La tercera fumata de este 8 de mayo de 2025 era blanca, cuyo significado fue que finalmente los 133 cardenales llegaron a un acuerdo sobre el sucesor del papa Francisco.
Al balcón de la basílica de San Pedro, frente a miles de fieles, apareció el cardenal protodiácono Dominique Mamberti para proclamar al nuevo vicario de Cristo en la Tierra, anunciando la siguiente frase: “Annuntio vobis gaudium magnum: ¡Habemus Papam!” (Les anuncio una gran alegría: ¡Tenemos Papa!).
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Pero, ¿quién es León XIV el nuevo sumo pontífice?
Robert Francis Prevost Martínez, de 70 años, quien se asignó el nombre papable de León XIV, es un nativo de Chicago, Estados Unidos, que se convirtió en 2023 en el prefecto del poderoso Dicasterio para los Obispos, encargado de nombrar a los mitrados de todo el mundo.
“Soy un hijo de San Agustín, que ha dicho ‘con ustedes soy cristiano’”, fue la frase más representativa del papa León XIV en su discurso, quien habló en Español sobre Perú, un país del que tiene cariño y de donde es nacionalizado.
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Prevost fue misionero en Perú y años después fue nombrado arzobispo-obispo emérito de Chiclayo, en el país andino. También es el presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
Prevost llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y, desde el país andino, partió como obispo rumbo al Vaticano donde este jueves ha sido coronado como el primer papa estadounidense, que se hará llamar León XIV.
Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una inclinación pastoral, perspectiva global y capacidad para gobernar la curia vaticana. Su reputación de moderado y de constructor de puentes será además crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.
Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.
El diario italiano La Repubblica lo llamó “el menos estadounidense de los estadounidenses” por la moderación de sus palabras. La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia --estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves-- o por decisiones geopolíticas.
Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia. Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015. Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.
Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba “mucho por hacer” en la transformación de la Iglesia. “No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años”, dijo el mes pasado a Vatican News.
“El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente”, añadió.
Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.
Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología. Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia.
Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado. Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.
Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.
Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo. Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.
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