El conflicto entre China y Estados Unidos sumó un nuevo capítulo diplomático. Pekín arremetió contra Washington, por lo que calificó como una “injerencia inaceptable” en sus asuntos internos, luego de que el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, condenara la detención de varios líderes religiosos en el país asiático.
Rubio criticó al Partido Comunista Chino (PCCh) por arrestar a docenas de líderes de la Iglesia de Sión, un grupo cristiano no registrado oficialmente.
“Esta represión demuestra aún más cómo el PCCh ejerce su hostilidad hacia los cristianos que rechazan la interferencia del Partido en su fe y eligen rendir culto en iglesias caseras no registradas”, señaló Rubio en un comunicado.
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La respuesta de Chin fue inmediata. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Lin Jian, afirmó que el gobierno chino “gobierna los asuntos religiosos de acuerdo con la ley” y “protege la libertad religiosa de los ciudadanos y las actividades religiosas normales”, pero rechazó categóricamente la intromisión de Washington.
“Nos oponemos firmemente a que Estados Unidos interfiera en los asuntos internos de China con las llamadas cuestiones religiosas”, enfatizó Lin.
Aunque evitó comentar los arrestos específicos, el vocero subrayó que el sistema chino es soberano en la regulación de las prácticas religiosas.
Tensión comercial reaviva los temores de una nueva guerra arancelaria
Mientras la polémica religiosa escalaba, la relación económica entre las dos potencias volvió a tensarse.
La administración del presidente Donald Trump dejó abierta la puerta a un nuevo acuerdo con China para aliviar la tensión comercial, pero también advirtió que los recientes controles de exportación impuestos por Pekín son un obstáculo para cualquier negociación.
El vicepresidente JD Vance pidió a China “elegir el camino de la razón”, al tiempo que sostuvo que Estados Unidos mantiene ventaja si el pulso se prolonga.
“Si responden con mucha agresividad, les garantizo que el presidente de Estados Unidos tiene muchas más cartas que la República Popular China”, afirmó en Fox News.
Trump, por su parte, adoptó un tono ambiguo, combinó una amenaza arancelaria con un mensaje de conciliación.
“No se preocupen por China, ¡todo estará bien! El presidente Xi acaba de pasar un mal momento. Estados Unidos quiere ayudar a China, no perjudicarla”, escribió el mandatario en Truth Social.
Sin embargo, la amenaza sigue sobre la mesa, a partir del 1 de noviembre, Washington impondría aranceles del 100% a los productos chinos y restringiría exportaciones de software y piezas de aeronaves, aunque también dejó abierta la posibilidad de negociar antes de esa fecha.
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El Ministerio de Comercio chino responde: “Dejen de amenazarnos con aranceles”
Pekín no tardó en replicar. El Ministerio de Comercio de China instó a Estados Unidos a detener las amenazas arancelarias y retomar el diálogo económico.
“Amenazar con aranceles elevados constantemente no es la mejor manera de llevarse bien con China”, declaró el organismo.
“Si Estados Unidos persiste en su propio camino, China tomará con firmeza las medidas correspondientes para salvaguardar sus legítimos derechos e intereses”.
Las nuevas tensiones surgieron después de que China anunciara controles a la exportación de tierras raras y otros productos estratégicos, una medida que golpea directamente a las cadenas de suministro estadounidenses en sectores clave como la electrónica y la defensa.
Algunas de estas restricciones entrarán en vigor en noviembre, pero otras podrían aplicarse de forma selectiva, lo que deja espacio para la negociación.
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Mercados globales en vilo ante la escalada EE. UU.–China
El viernes pasado, los mercados globales reaccionaron con fuerza a las amenazas cruzadas. Las acciones, el petróleo y las criptomonedas cayeron con fuerza, mientras los futuros estadounidenses repuntaron en las primeras operaciones asiáticas del lunes, impulsados por los mensajes conciliadores de Trump.
El representante comercial de EE. UU., Jamieson Greer, intentó calmar los ánimos asegurando que las medidas aún no han entrado en vigor y que “la situación podría tranquilizarse” antes de noviembre.
“Creo que veremos la calma en los mercados la semana que viene, a medida que la situación se estabilice, ojalá”, dijo Greer en Fox News Sunday.
Los analistas de Goldman Sachs, liderados por Jan Hatzius y Andrew Tilton, coincidieron en que las posturas recientes de ambas potencias amplían el rango de posibles resultados.
“El escenario más probable es que ambas partes den marcha atrás en las políticas más agresivas y que las conversaciones conduzcan a una nueva extensión de la pausa arancelaria alcanzada en mayo”, escribió el banco en una nota a clientes.
No obstante, Goldman advirtió que la incertidumbre sigue siendo alta: si Washington y Pekín reimponen aranceles de tres dígitos, el golpe para la economía global sería inmediato.
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