En el corazón minero de Segovia, Antioquia, donde el oro no solo brilla en las vetas sino también en la historia de su gente, Aris Mining inauguró su nuevo molino de procesamiento, una estructura de 70 toneladas que se impone como símbolo de la minería formal en Colombia.
El acto, más allá del tradicional corte de cinta, fue una celebración compartida con contratistas y pequeños mineros, quienes ahora tienen un papel clave en la expansión de esta operación aurífera que busca aumentar su capacidad de procesamiento de 2 mil a 3 mil de toneladas de material por día.
“En diciembre de 2023 esto era solo una idea garabateada en el respaldo de una servilleta”, recuerda Richard Thomas, chief Operating Officer de Aris Mining, al rememorar cómo arrancó el sueño de esta ampliación.
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En apenas siete meses —y sin salirse del presupuesto ni del cronograma— la compañía logró levantar, montar e integrar esta estructura a la planta existente, a varios metros de la tradicional mina El Silencio.
El nuevo molino, instalado en la parte baja del complejo, forma parte de una transformación mayor, también se modernizó la planta de recepción de mineral artesanal, se demolió la antigua infraestructura y se estabilizó un talud adyacente para dejar espacio al nuevo sistema.
¿Cómo funciona el nuevo molino de Aris Mining en Segovia?
Aunque hablar de molienda pueda sonar técnico, el proceso es simple si se explica paso a paso. Todo inicia en la nueva planta de recepción, especialmente diseñada para la pequeña minería. Allí, el mineral llega a una tolva y es transportado por bandas hasta una criba que separa el material fino del grueso.
El material fino continúa su recorrido, mientras que el grueso va a una trituradora de barra, que lo reduce por impacto hasta el tamaño deseado.
Luego, el sistema de muestreo entra en acción. Un cortador automático “al vuelo” recoge muestras del material en caída, las mezcla y crea una representación precisa. Esta muestra es compartida con el pequeño minero, quien puede verificar la calidad y contenido del mineral entregado.
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El resto del material viaja a un silo y de allí al nuevo molino, que se encarga de pulverizarlo para continuar con el proceso de concentración gravimétrica, flotación, lixiviación, precipitación y, finalmente, fundición.
En ese orden, el nuevo molino no solo es una máquina más. Es el centro de una expansión que incrementará la producción de oro en Segovia hasta alcanzar las 300.000 onzas anuales en 2026. Para 2025, la estimación es de entre 210.000 y 250.000 onzas, superando las 187.583 producidas en 2024.
Esto equivale a por lo menos un incremento del 50% en la producción. La instalación ya opera desde junio y su aporte se sentirá especialmente en el segundo semestre de este año.
La meta es clara: fortalecer a Segovia como uno de los pilares del crecimiento de Aris Mining, que busca superar el medio millón de onzas anuales sumando su complejo en Marmato.
Para eso, la compañía de capital canadiense invirtió 15 millones de dólares en esta nueva máquina, que en el corto y mediano plazo tendrá un impacto en 3.300 personas, que incluye pequeños mineros, socios de Aris Mining y contratistas de la región. Por ejemplo, el 45% de la producción de la empresa en Segovia corresponde a las alianzas con asociaciones de pequeña minería.
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Más empleo, más regalías, más inversión con el nuevo molino en Segovia
Uno de los aspectos más llamativos del proyecto es su relación con la pequeña minería, un tema que no fue solo mencionado en los discursos, sino que quedó materializado en infraestructura.
“Aquí estamos celebrando no solo un molino, sino un nuevo espacio para trabajar mano a mano con nuestros socios mineros”, dice Dustin VanDoorselaere, vicepresidente senior de operaciones.
La planta de recepción artesanal no es un gesto simbólico. Hoy en día, el 30% del mineral que Aris procesa en su planta proviene de estos aliados. Con las nuevas instalaciones, esperan ampliar aún más esta participación y ofrecer condiciones de transparencia, seguridad y precio justo.
“Queremos que más personas salgan de la informalidad, de los métodos peligrosos y contaminantes, y se sumen a una operación certificada y legal”, explica VanDoorselaere.
Según Thomas, el nuevo centro de recepción incluye sistemas de muestreo automatizados y una tomadora de muestras que permite a los pequeños mineros obtener una copia representativa del mineral que entregan. Así, si hay discrepancias, pueden solicitar una revisión. Esto elimina sospechas y construye confianza.
“Lo hicimos por ustedes”, indica Giglio Barlaro, gerente general de Aris en Segovia, al dirigirse a los mineros presentes. “Lo hicimos por Segovia. Estas mejoras no solo aumentan la capacidad de producción, sino que mejoran la calidad operativa y la relación con nuestros socios”.
El laboratorio de análisis también fue actualizado y está en proceso de certificación, lo que elevará aún más los estándares de calidad y rigor técnico. Con la expansión, no solo crece la capacidad de producción. También lo hace el empleo. Aris Mining ya está requiriendo ingenieros, geólogos, contadores y técnicos para sus nuevas operaciones.
“Esto suma a la economía del país y fortalece la base de habilidades locales”, señala Thomas.
Además, al formalizar más mineros y procesar mayor volumen, se incrementan las regalías para municipios como Segovia y Remedios. Es una cadena virtuosa donde todos ganan, enfatizó VanDoorselaere.
Este molino, de 70 toneladas, no solo tritura piedra. También está moliendo viejos paradigmas. Aris Mining le apuesta a un modelo mixto en el que el minero artesanal no es enemigo ni competidor, sino un socio estratégico. Y eso, en un país donde la minería informal representa uno de los retos más complejos para la institucionalidad, es una señal de transformación.
“Estamos orgullosos de lo que logramos. No hubo accidentes. El trabajo fue seguro. Y, sobre todo, estamos listos para seguir creciendo juntos”, resalta VanDoorselaere.
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Cuando el pequeño minero se convierte en socio
El ruido metálico del nuevo molino de Aris Mining no solo pulveriza roca aurífera, también está demoliendo los viejos paradigmas que dividían al pequeño y al gran minero como si fueran especies distintas.
Ahora, en vez de competir, conviven. Y en vez de ocultarse, muchos pequeños mineros están sacando pecho y diciendo: “Somos ejemplo para el país”.
Carlos Mario Márquez, gerente general de la Sociedad Minera SK 3-7, fue uno de los primeros en cruzar ese puente. Lo hizo con seis trabajadores. Hoy, su empresa formalizada emplea a cerca de 600 personas. “Esto ha sido un proceso exitoso, de gana-gana para ambas partes”, afirma Márquez, y agrega: “No se trata solo de sacar onzas de oro. Se trata de sacar onzas sin sangre”.
Con esa frase resume no solo un modelo de operación, sino una visión ética que está empezando a permear en los socavones de Antioquia: minería con dignidad, trazabilidad, seguridad y justicia económica.
La clave de este nuevo modelo está en la palabra que más miedo genera en los pasillos del rebusque: formalización. Pero en boca de Márquez, el término suena diferente. Aquí no se trata de ceder terreno a una multinacional, sino de ganar estructura, acceso y respeto.
“Les decimos a los trabajadores que no solo van a tener salario, prestaciones y seguridad, sino que será socios. Ellos reciben el 10% de los ingresos que se generen”, explica.
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En este esquema, Aris Mining no impone, acompaña. “Nos ayudan a crear KPI (herramientas de medición), a evaluar controles, a saber en qué estamos bien y en qué estamos mal. Esto no es una cesión, es una alianza”.
Y el resultado está a la vista, por ejemplo, cientos de personas formalizadas, túneles con normas técnicas, sistemas de salud y seguridad en funcionamiento, y una nueva narrativa en la que el pequeño minero no solo extrae, sino que gestiona, innova y participa en decisiones estratégicas.
El pequeño minero se pone casco de empresario
Bajo el sol inclemente de agosto, en el nordeste antioquieño, Juan Camilo Fuentes, representante legal de la Sociedad Minera El Miñón, también tiene claro que lo que se está construyendo en Segovia va más allá del oro.
“Queremos mejorar, crecer, generar empleo, aprender. Aris nos ha dado conocimientos en geología, en maquinaria, en procesos. Eso uno no lo aprende solo, lo aprende con quien ya ha recorrido camino”, dice Fuentes, con una mezcla de gratitud y convicción.
Y aunque reconoce que no ha sido fácil, también asegura que es la única vía viable. “Esto es un gran paso que todos debemos retomar. Queremos que nuestro pueblo crezca. Somos nacidos y criados acá. Lo que sea por el bien de Segovia, bienvenido sea”.
Ahora, con la nueva planta en marcha, los pequeños mineros tienen acceso directo al muestreo de su propio mineral, presencia en los procesos de análisis, y claridad en los resultados. Transparencia se ha vuelto una palabra frecuente en las conversaciones de los mineros locales.
La desconfianza, por supuesto, no desaparece de la noche a la mañana. Yirmon Ferley Echavarría, representante legal de la Sociedad Minera Plata Gold S.A.S., lo dice sin rodeos: “Yo era una persona contradictoria a la empresa. Pero hoy, después de ver cómo se está trabajando, tengo que decir que esto es una realidad. Detalles faltan, sí. Pero lo que ha cambiado es del cielo a la tierra”.
El cambio no es solo técnico. Es también emocional y cultural. Ahora los mineros pueden ver su mineral desde la muestra hasta la liquidación, con la posibilidad de contrastar resultados y reclamar si no están de acuerdo. Hay trazabilidad, sí. Pero también hay algo más difícil de conseguir: confianza.
“La imagen de este nuevo modelo la vamos a vender nosotros, los que ya firmamos contrato. El pequeño minero va a llegar a un punto en que dirá: ‘mi realidad es trabajar con Aris’”.
Hoy, mineros como Carlos, Juan y Yirmon ven un futuro distinto. Uno donde el oro no solo brilla en lingotes, sino en mejoras salariales, en prestaciones, en regalías que vuelven al territorio, en jóvenes que podrán trabajar en minería sin tener que aprender a punta de tropiezos. “Esto es reconversión industrial. Y sí, claro que somos un ejemplo para el país”, sentencia Carlos Márquez.
Este molino es 100% colombiano, antioqueño y segoviano
Tomás López, vicepresidente senior de Aris Mining en Colombia, con un tono de orgullo que no intenta disimular, hace una afirmación clave sobre el nuevo molino inaugurado por la compañía en Segovia. “Todo lo que ustedes ven aquí es orgullosamente colombiano, orgullosamente antioqueño y orgullosamente segoviano”.
López recalca que la construcción e instalación del nuevo molino no solo fue hecha por talento nacional, sino que también utilizó en su mayoría insumos y materiales colombianos: acero, concreto, estructuras. “El equipo que puso en marcha esta planta es completamente colombiano”, insiste.
“Los únicos componentes que vinieron del exterior fueron aquellos que simplemente no se fabrican en el país, como algunos equipos de laboratorio, bombas de retorno o el muestreador”.
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La nueva planta tiene un objetivo concreto: aumentar en un 50% la capacidad de procesamiento, pasando de 2.000 a 3.000 toneladas diarias. Esto le permitirá a Aris Mining producir hasta 300.000 onzas de oro al año.
Para lograrlo, explica López, no basta con aumentar su propia producción, sino que es indispensable trabajar de la mano con los pequeños mineros de Segovia, muchos de los cuales han estado ligados a la minería por generaciones. “Creemos firmemente en la formalización y en que el gana-gana es posible. Si trabajamos juntos, todos podemos crecer”.
Pero el compromiso no termina en el oro. Para López, la verdadera transformación viene con las oportunidades que se abren a los mineros tradicionales. “Algunos de nuestros aliados empezaron siendo pequeños mineros informales, se formalizaron con nosotros, y hoy son contratistas de desarrollo minero”, cuenta.
El desarrollo, en términos mineros, implica abrir los túneles y socavones por donde se llegará a las vetas de oro. Es decir, construir la infraestructura subterránea antes de que el oro salga a la luz. Aris Mining identificó en algunos grupos locales el potencial para asumir esa tarea, y en 2023 les dio la oportunidad de convertirse en prestadores de servicios de desarrollo.
“El resultado ha sido impresionante”, recalca. “Varios de estos mineros hoy están invirtiendo en maquinaria pesada: volquetas, cargadores, equipos especializados. Están dejando de ser simplemente contratistas de desarrollo para convertirse en contratistas de desarrollo mecanizado”.
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Resultados financieros de Aris Mining para el primer trimestre de 2025
La multinacional minera reportó resultados financieros en el segundo trimestre de 2025. Con ingresos por 200,2 millones de dólares, un 75% más que en el mismo periodo del año pasado, impulsados por los precios internacionales del oro y mayores volúmenes de venta.
Alcanzó su mayor utilidad ajustada desde su creación en 2022: 47,8 millones de dólares, lo que equivale a 0,27 dólares por acción. El EBITDA ajustado también rompió récord al llegar a 98,7 millones, casi tres veces lo logrado un año atrás.
Al 30 de junio de 2025, la caja de Aris ya acumulaba 310 millones de dólares, gracias al flujo de caja operativo y a la ejecución de casi todos los warrants ARIS.WT.A (productos financieros derivados), que inyectaron 114,8 millones adicionales.
Con la puesta en marcha de un segundo molino en Segovia en junio, la producción de oro subió a 58.652 onzas, un 7% más que el trimestre anterior. Solo en esa operación se obtuvieron 51.527 onzas, con altos niveles de recuperación (96,1%) y leyes de cabeza cercanas a los 10 g/t.
La inversión en el trimestre fue de 6,9 millones de dólares para seguir desarrollando la planta, los túneles subterráneos y los trabajos de exploración.
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