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Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es
El sector turístico, uno de los puntales de casi todas las economías desarrolladas, se enfrenta a un reto colosal: cubrir la creciente necesidad de mano de obra para responder al auge de uno de los sectores que serán más intensivos en creación de empleo del mundo pese al impacto de la inteligencia artificial. Al menos así lo ven los líderes del sector privado, reunidos en Roma en la 25ª cumbre del Consejo Mundial de los Viajes y el Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés).
Y es que, en 2024, el turismo generó el 10% de la economía global y empleó a 357 millones de personas, una de cada diez a nivel mundial. El sector se ha convertido en una importante puerta de entrada para jóvenes: el 15,7% de los empleos directos en turismo están ocupados por personas de entre 15 y 24 años, frente al 13,7% en el resto de la economía. Sin embargo, tras la pérdida de casi 70 millones de empleos en 2020 por la pandemia, el turismo aún no ha logrado reponerse en términos de fuerza laboral. Muchos trabajadores despedidos o suspendidos durante la crisis sanitaria no han regresado bien por cambios de su actividad laboral o por otros motivos. Esta escasez de personal se ha convertido en un obstáculo estructural para la recuperación y el crecimiento sostenido.
A esto se suma un cambio de actitud entre los jóvenes, especialmente la “Generación Z”, que muestra cada vez menos interés en empleos de atención al cliente en sectores como la hostelería. Por otro lado, las fluctuaciones estacionales de la demanda han llevado a muchas empresas a depender excesivamente de trabajadores a tiempo parcial, freelance o bajo esquemas de trabajo por encargo.
En este contexto, el WTTC ha presentado una proyección de la evolución de la oferta y la demanda laboral en el sector hasta 2035, analizando distintos niveles de capacitación (baja, media y alta). Los resultados son preocupantes: para ese año, se prevé un déficit de 43,1 millones de trabajadores, lo que representa una brecha del 16% entre la demanda y la oferta de mano de obra en las 20 economías estudiadas. Las mayores carencias absolutas se anticipan en China (16,9 millones), India (11 millones) y la Unión Europea (6,4 millones).
En términos relativos, Japón enfrentará el mayor déficit, con una oferta laboral 29% por debajo de la demanda, seguido por Grecia (27%) y Alemania (26%). En conjunto, se espera que la Unión Europea registre una brecha del 21% entre la necesidad de personal y la disponibilidad real.
Una de las áreas más afectadas será la vinculada a alojamientos, restaurantes y servicios afines. Para 2035, este segmento podría enfrentar una escasez de 8,6 millones de trabajadores, lo que representa un déficit del 18% respecto a la demanda prevista.
El estudio también detalla que la mayor parte del déficit laboral se concentrará en los empleos de baja cualificación, con una escasez estimada de 20,1 millones de personas para 2035.
No obstante, también se prevén brechas importantes en los niveles de capacitación media (13,1 millones) y altas (9,9 millones). Esta situación refleja tanto el fuerte crecimiento proyectado del empleo en el sector como la alta dependencia de puestos que requieren interacción humana directa y que, por su naturaleza, tienen bajo potencial de automatización. A pesar del avance tecnológico, muchas funciones seguirán requiriendo personal presencial capacitado.
La conclusión unánime de todos los empresarios vinculados al turismo con los que he charlado en Roma, máximos responsables de grandes cadenas hoteleras, de líneas de cruceros o de compañías turoperadoras es que quien deje escapar la oportunidad de engancharse al “boom” turístico perderá millones de puestos de trabajo e ingresos multimillonarios que se irán a otra parte para no volver jamás. No, la IA no podrá con el turismo.