Con el inicio de las vacaciones escolares, vienen los viajes de playa o piscina, por lo que la seguridad de los niños se convierte en una prioridad para muchas familias. Más allá del diseño o la talla, hay un aspecto que puede marcar la diferencia en una emergencia: el color del traje de baño.
La recomendación principal es optar por trajes de baño en colores brillantes y llamativos, ya que estos permiten identificar con mayor facilidad a un menor dentro del agua. Tonos como el azul claro, gris o blanco, tienden a confundirse con el entorno acuático y pueden dificultar una reacción rápida, incluso a poca profundidad.
En piscinas, los colores más visibles son el rojo, el naranja, el fucsia, el morado y el negro, porque contrastan con el fondo claro y el agua. En espacios naturales como el mar donde la visibilidad suele ser más baja, se sugieren trajes en colores neón como el amarillo, el verde brillante o el naranja fluorescente, que destacan incluso a más de un metro de profundidad.