En un paso histórico para la conservación de la biodiversidad en el departamento, y concretamente para los ecosistemas del Occidente antioqueño, esta semana se anunció la declaratoria del nuevo Distrito Regional de Manejo Integrado -DRMI- Serranía de Buriticá. Esta nueva área protegida abarca 13.858,6 hectáreas de ecosistemas altoandinos y subandinos, fundamentales para la vida y el equilibrio ambiental del Occidente antioqueño.
La Serranía de Buriticá no es solo un paisaje de relieves abruptos y cañones profundos; es una fábrica de agua vital. Con más de 677 nacimientos de agua y 86 manantiales, el área es el soporte principal de los acueductos rurales de la zona.
Desde el punto de vista biológico, según explicó Corantioquia tras oficializar la declaratoria, el DRMI cumple un rol estratégico Único: actúa como un nodo conector en el corredor biológico que une los parques nacionales naturales Paramillo y Tatamá. Esto permite el tránsito de especies emblemáticas y amenazadas como el oso andino (Tremarctos ornatus).
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La declaratoria de la Serranía de Buriticá como Distrito Regional de Manejo Integrado permite, además, proteger valores objeto de conservación. Entre ellos, el molinillo o guanábano de monte (Magnolia hernandezii), el cedro negro (Juglans neotropica), el águila crestada (Spizaetus isidori), el oso andino (Tremarctos ornatus) y el cacique candela o chuli (Hypopyrrhus pyrohypogaster), entre otros, que son considerados valores finos de conservación. Esta nueva área protegida también busca, según la autoridad ambiental, proteger los llamados valores gruesos de conservación, como lo son los bosques andinos conservados (subandino y altoandino), el recurso hídrico, el paisaje de cañones, las pendientes escarpadas superficiales y subterráneas, además de mosaicos rurales tradicionales de uso del paisaje.
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Corantioquai señaló que la consolidación de este DRMI nació como respuesta al clamor de las comunidades locales que pedían hacía años proteger sus recursos naturales frente a presiones como la expansión agropecuaria y la minería. Uno de los pilares del plan de manejo es la restauración de zonas degradadas, enfocado en recuperar la integridad de los suelos y las fuentes hídricas afectadas por la deforestación.
“Este no es solo un logro técnico, es un triunfo de la gobernanza ambiental. La Serranía de Buriticá es ahora un territorio donde el desarrollo humano debe caminar de la mano con la preservación de nuestros sistemas tradicionales y la riqueza hídrica“, expresó Liliana María Taborda, directora general de Corantioquia.
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Antonio María Hidalgo, presidente de la Mesa Ambiental de Buriticá, destacó el trabajo en llave con las autoridades y la articulación comunitaria de este proceso, que lleva más de 20 años, y que busca la protección de este territorio, lo que beneficia no solo a Buriticá sino también a los municipios vecinos.
El proceso de declaratoria se apoyó en 24 encuentros, en los cuales se involucraron representantes de 26 veredas de Buriticá, distribuidas en seis núcleos de trabajo y la participación de cerca de 900 personas. A través de herramientas como la “cartografía social” y el “cuaderno viajero”, líderes comunitarios, Juntas de Acción Comunal y la Mesa Ambiental definieron los objetivos de conservación. Ahora viene la tarea de consolidar ese territorio, en lo que cual también será fundamental involucrar a las empresas que tienen intereses en la zona.