En Jardín parece que hubieran tomado una máquina del tiempo para retroceder hasta 2011, antes de que una serie de declaratorias como su inclusión en la Red de Pueblos Patrimonio los montara en la montaña rusa del turismo masivo de la que no pudieron bajarse, a tal punto que 14 años después su economía depende casi en su totalidad de la actividad turística.
Los cierres del Suroeste de las últimas semanas por cuenta de la ola de lluvias y las emergencias causadas, particularmente el cierre de la troncal del Café, dejaron a Jardín aislado, vaciado de turistas, tanto así que el pueblo está completamente para sus habitantes y la dinámica de pueblo, extinta los fines de semana, volvió a resurgir.
Pero esa tranquilidad, sobre todo para quienes han visto afectada su calidad de vida por el turismo, ha cobrado un precio alto. Según las estimaciones de las autoridades del municipio, la llegada de turistas se desplomó en un 97 % y eso repercutió inevitablemente en el bolsillo de los jardineros. Los restaurantes que no cerraron lucen vacíos; los mototaxis, J6 y Willys dedicados mayoritariamente a transportar visitantes están parqueados; los guías turísticos están cesantes.
Hugo Osorio, uno de los conductores afectados, relata que los ingresos de la mayoría de sus compañeros están prácticamente en ceros: “Digamos que las personas del pueblo tienen otras formas de movilizarse; es un pueblo donde relativamente todo queda cerca y para la zona más rural hay rutas de buses, entonces la actividad de nosotros es muy dependiente del turista, y en términos generales nos va bien, incluso hay personas que con sus ahorritos compran un carrito para hacer turismo y con eso reciben todo su ingreso, pero pues uno nunca espera este tipo de situaciones, para muchos ha sido como volver a la pandemia”.
Por su parte, los hoteles, hostales y hospedajes se están llevando la peor parte porque el pasado fin de semana de Madres, cuando esperaban una ocupación cercana a las fechas más movidas del año, recibieron una lluvia de cancelaciones casi totales. En un pueblo con una economía turística altamente formalizada, para los negocios de hospedaje esta situación es un mazazo porque los costos no bajan y los ingresos se desploman.
Según contó Yeison Acevedo, secretario de Turismo y Cultura del municipio, aunque pensaban que la llegada de los turistas podría solventarse en parte utilizando la vía Jardín-Riosucio, un corredor muy utilizado para el turismo rural en el municipio, terminaron comprobando su dependencia casi total a la Troncal del Café.
Las afectaciones no han sido solo para los que dependen del turismo. Para los lugareños en general el cierre ha significado molestias. El cierre de la Troncal puso en aprietos la semana pasada el suministro de gas en Jardín y otros seis municipios del Suroeste. Para decenas de familias significó volver a sacar el fogón de leña o los eléctricos, de los que sabiamente nunca se desprenden las abuelas precisamente contemplando este tipo de emergencias. Por otro lado, aunque no hay desabastecimiento como circuló en redes sociales, sí hubo la semana pasada escasez de algunos productos.
La Gobernación de Antioquia indicó este martes 12 de mayo que la reapertura de la Troncal podría tardar 45 días. Según el secretario de Infraestructura, Horacio Gallón, la propuesta de Invías es instalar mientras tanto una rampa grande de los 300 metros que tiene de longitud la pérdida o la dificultad que se tiene en ese derrumbe y que por esa rampa puedan pasar los vehículos dos o tres horas al día y luego seguir trabajando, pero todavía no está definida esta medida y dependerá de cómo responda el terreno a medida que avanzan los trabajo.
Lo preocupante es que en el Suroeste el terreno no responde positivamente. Al mediodía de este martes y en la madrugada de este miércoles 13 de mayo hubo nuevos derrumbes en jurisdicción de Salgar que dejaron incomunicado totalmente a dicho municipio y sigue sumando nudos que estrangulan la movilidad en el Suroeste. Conductores reportaron largos trancones y viajes interminables. De Venecia a Medellín, este martes, algunos viajeros tardaron hasta cinco horas.
El panorama luce difícil para Jardín, que el pasado mes de marzo recibió por parte de la Organización Mundial de Turismo el reconocimiento como uno de los 50 pueblos más lindos del mundo y el más bonito de Colombia. Por supuesto que ante tales distinciones en el municipio esperaban tener un año full con el turismo y una economía rebosante. Pero ahora les tocará darse una pausa obligatoria, tal vez necesaria para dejar respirar sus ecosistemas y en general la vida del pueblo que tomó un ritmo frenético con el turismo.
La buena noticia es que no será definitivo y que una vez se reabra la vía y se normalice el flujo, Jardín estará esperando con toda su riqueza cultural, natural y arquitectónica a los miles de viajeros. Cuando logren volver podrían, por ejemplo, tomarse un tinto a un costado de la iglesia y preguntarle a cualquier parroquiano tranquilo si puede contarle la fascinante historia de la basílica y de sus campanas. Historias así abundan en Jardín.
Por otro lado, muchos habitantes no dejaron pasar la oportunidad para enviarle un mensaje a quienes han especulado con la vivienda y a los propietarios que han destinado casas y apartamentos para renta corta, particular o con Airbnb, lo que terminó causando una crisis de vivienda que puso a decenas de familias a tener que desplazarse a pueblos vecinos como Hispania, ante la dificultad de encontrar arrendamientos a su alcance. Es una oportunidad para que recapaciten si no es mejor tener siempre una renta estable y no tener apartamentos vacíos como en medio de estas contingencias.