“Nos dijo que tenía todas las herramientas para ejecutar un plan y sacarlo. Su lugar lo ocuparía Francia Márquez (la vicepresidenta)”, dijo Leyva en los audios revelados por el diario El País, de España. El plan al que se refiere sería el supuesto golpe de Estado apoyado (supuestamente) por congresistas de Estados Unidos. De hecho, el excanciller también hizo énfasis en que la ayuda de los congresistas de ese país sería muy importante.
Al respecto, la vicepresidenta aseguró: “Tengo la conciencia tranquila, la mente clara y el corazón firme. Respeto profundamente el orden constitucional, y dentro de este, la figura del Presidente de la República como símbolo de la unidad nacional. Lo he expresado en público y en privado, y no debe caber duda: jamás he traicionado, ni cuestionado la autoridad legítima del primer mandatario de la Nación”.
Además, agregó que jamás se prestaría para un golpe de Estado, para conspirar en contra del Gobierno Nacional y aseguró que intentaron utilizarla para cumplir otras ambiciones.
A pesar de la carta pública emitida por Márquez, el jefe de Estado se manifestó inconforme: la palabra de su compañera no le pareció suficiente. En el marco de la Cuarta Conferencia sobre Financiación al Desarrollo de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Sevilla (España), el mandatario aseguró que todos los mencionados por Leyva deberán responder ante la justicia.
“Todavía hay que investigar si las personas que nombra (Leyva), pero todas las personas que nombra allí, de las cuales no sé si lo que él cuenta es verdad o no, deben dar explicaciones, y ella (Francia Márquez). Y no solamente públicas, sino ante la justicia”, fueron sus palabras exactas.
Y es que, desde la óptica del presidente, los audios dejan ver una conspiración con el narcotráfico y con la extrema derecha, aparentemente también colombiana y norteamericana, “para derrocar al presidente de Colombia”, por lo que no debería tomarse aquello como un tema ligero. Mientras tanto, la vicepresidenta insiste en que el país no está en un momento en el que pueda enfrentarse a más divisiones.
Distanciamiento: no es algo nuevo
Incluso desde las elecciones de 2022, varios sectores del petrismo rechazaron la idea de que Francia Márquez fuera la compañera de Gustavo Petro en el tarjetón. Sin embargo, la abrumadora votación que recibió (783.160 votos, superior a la de otros candidatos de centro como Sergio Fajardo) y el apoyo que obtuvo de sectores progresistas por representar las banderas del feminismo, antirracismo e igualdad, fue más que suficiente para que la aceptaran, aunque a regañadientes.
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Aunque al inicio el jefe de Estado pareció contento con su apoyo (contradiciendo a algunos de los que lo apoyaban), esa ilusión se disipó con el tiempo, hasta el punto en el que Márquez aseguró sentirse “eclipsada” y “decepcionada”.
“La gente dice que estoy relegada... y sí, tienen razón. Yo pensé que llegaba aquí a ser su aliada (...) Me duele que mi gente me diga que estaba mejor antes de que yo llegara al Gobierno”, le dijo de frente la vicepresidenta a Petro en medio del viral y polémico consejo de ministros de febrero de 2025, el primero que el Gobierno televisó.
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Desde aquellas declaraciones, la relación entre ambos se vino cuesta abajo frente al público: tres semanas después, Francia Márquez dejó de ser ministra de Igualdad y Equidad, una cartera creada por ella. En su lugar nombraron al antropólogo Carlos Rosero, líder afro, quien incluso como líder del Proceso de Comunidades Negras (PCN) no la apoyó en su candidatura. Esto se hizo en medio de varias peticiones de Márquez por continuar frente al ministerio y demostrar resultados.
Meses después, en medio de un evento para conmemorar los 174 años de la abolición legal de la esclavitud en Colombia, la vicepresidenta aseguró que las acciones que ha podido ejecutar desde su cargo ha sido gracias a la cooperación internacional, no al apoyo de su propio Gobierno. Además, agregó su opinión frente a lo sucedido en MinIgualdad: “No me han dejado gobernar. Cuando pensaba llevar la inversión a los territorios, el presidente tomó una decisión y es separarme de ese ministerio y poner a otra persona”.
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En sus declaraciones, también aseguró que el Estado y el Gobierno tenían falencias relacionadas con enfoques sociales a pesar de ser de izquierda: “No ha sido fácil mi tarea como vicepresidenta, no ha sido una tarea fácil gobernar un país que tiene un estado racial, con un Gobierno que también practica el racismo y el patriarcado”, expresó, y añadió que aunque llegó con sueños y esperanzas de progresismo, se encontró con políticas y comportamientos estructurales de opresión, y su opinión no ha sido tomada en cuenta.
¿Qué pasará entre ambos?
“Ministro que no firme, se va”, dijo el presidente Petro cuando expidió el decreto que pretendía ejecutar la consulta popular a pesar de la negación del Legislativo. Esa ha sido una de sus salidas más usadas: pedirle la renuncia a quienes no estén de acuerdo con sus decisiones o necesidades del proyecto político.
Sin embargo, aquella afirmación no puede extenderse o dirigirse hacia su compañera de poder, puesto que al haber sido elegida por voto popular, el jefe de Estado no puede pedirle la renuncia. Es decir, todo apunta a que su relación seguirá en una constante guerra fría en la que se desenmarcan el uno del otro.
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