Tras abrir convocatoria en octubre del año pasado y cerrarla en febrero de este año, ya el jurado del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos –que llega a su edición número 21– entregó la lista de los nueve autores finalistas que pasarán a una segunda ronda para luego decidir el ganador.
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“El Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos fue creado en con la finalidad de perpetuar y honrar la obra del eminente novelista venezolano y estimular la actividad creadora en el ámbito de la narrativa en lengua castellana. Fue convocado por vez primera en 1967”, cuentan desde el galardón que este año cuenta entre el jurado de esta primera fase a Perla Suez (Argentina), Rafael Cuevas Molina (Guatemala), Juan Antonio Calzadilla (Venezuela), Fermín Goñi (España) y Abel Prieto (Cuba).
En orden alfabético, estos son los nueve autores seleccionados:
Selva Almada, de Argentina, con su libro No es un río.
Vicente Battista, también de Argentina, con El simulacro de los espejos.
Sergio Bizzio, de Argentina, con Perdidos.
María Elvira González, de Venezuela con Voces de fondo.
Andrea Mejía, de Colombia, con su libro La sed se va con el río.
Olga Merino, desde España, con La forastera.
Jorge Rodríguez, también de Venezuela, con su libro El mar que me regalas.
Martín Solares, desde México, con Cómo vi la mujer desnuda cuando entraba en el bosque.
Gabriela Wiener, de Perú, con Huaco retrato.
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Una de estas novelas se hará acreedora al premio que se concede a una novela publicada en castellano durante el periodo comprendido entre el 1º de enero de 2020 y el 31 de diciembre de 2024 que, “de acuerdo con el veredicto del jurado, reúna los méritos de calidad e idoneidad asociados con tal distinción. Se admitirán libros escritos por más de un autor o autora. El ganador o ganadora recibirá un diploma y la cantidad de cien mil dólares estadounidenses”, reiteraron.
Se sabe que para esta ocasión se rompió récord de participación con 474 obras postuladas que llegaron de 32 países.
Un premio en cuestión
El Rómulo Gallegos es uno de los premios más importantes del habla hispana. O sería más preciso decir: fue. Vamos por partes. Creado a mediados de los años sesenta, el laurel coincidió con el momento en que los escritores del Boom publicaron sus novelas emblemáticas y, en consecuencia, atrajeron la atención de la academia y de la prensa europea. Tan fue así que las primeras tres entregas del Rómulo Gallegos fueron ganadas por, en su orden, La casa verde, de Mario Vargas Llosa; Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, y Terra nostra, de Carlos Fuentes. Desde entonces, el premio conquistó el favor de los lectores y de los críticos. Ese prestigio aumentó por la lista de novelas ganadoras, entre las que se destacan Mañana en la batalla piensa en mí, de Javier Marías; Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño y El desbarrancadero, de Fernando Vallejo. Sin embargo, la llegada del chavismo al poder en Venezuela supuso un duro golpe en la credibilidad del Rómulo Gallegos.
Primero se cuestionó la pertinencia de un premio literario otorgado por un gobierno criticado por sus prácticas contra la democracia y las libertades civiles. También, algunos intelectuales latinoamericanos señalaron el uso del laurel con fines ideológicos, que a la postre privilegiaba autores que defendieran las ideas del socialismo del siglo XX o, en su defecto, no hubieran asumido posturas críticas frente a ese movimiento continental. Además de estas consideraciones de tipo político, el Rómulo Gallegos tuvo traspiés de orden logístico. Por ejemplo, el escritor colombiano Pablo Montoya recibió la bolsa del premio con algo de retraso, según se supo en su momento.
Después de las recientes protestas en Venezuela por el desconocimiento de los resultados electorales que habría ganado el candidato opositor Edmundo González, la comunidad electoral ha cerrado filas en el repudio al gobierno presidido por Nicolas Maduro. Pocos actores culturales han guardado neutralidad en el asunto. Por este motivo, no son pocas las voces de la sociedad civil que le preguntan a los autores finalistas de este certamen del Rómulo Gallegos sobre la pertinencia de recibir un galardón que quiere borrar su historia. De hecho, en la cronología oficial del premio se han borrado las alusiones a Vargas Llosa y su novela. Ese borramiento obedece a un ajustes de cuenta con las opiniones críticas del Nobel peruano, que no dudó en calificar de dictador a Maduro.