Llegó a Inglaterra. Entrenó con el City. No lo dejaron, sino que decidieron prestarlo al Deportivo La Coruña de España. Disputó 19 partidos. No le fue bien. Luego fue al Girona, donde jugó dos encuentros: tampoco brilló como se esperaba. La historia se repitió en Portimonense, Lommel, Kortrijk, Troyes, Konyapor y Tenerife.
Por supuesto que, en los nueve años que duró por fuera, hubo clubes donde sí destacó: el Flamengo de Brasil, el Santos Laguna de México, el Lommel de Bélgica, los clubes turcos. Pero su luz no fue tan grande como se pensó. ¿Por qué? Se preguntarán muchos, si ese futbolista que ahora tiene 28 años tiene un gran talento y, además, ha logrado entender mejor el juego. La explicación está en otro lado.
¿Por qué Marlos Moreno no brilló como se esperaba en el exterior?
El domingo 27 de julio del 2025, Marlos Moreno firmó contrato con Atlético Nacional. El extremo antioqueño regresó al equipo de sus amores. Los aficionados se mostraron contentos. Tienen el recuerdo del gran jugador que fue. Sin embargo, ahora es un hombre diferente. En lo personal es más maduro. No solo en el rostro, que ya no tiene la expresión juvenil de antes, sino en la forma de ser.
Ahora habla con serenidad, tranquilidad, pausado. Además, es dueño de una sabiduría que solo da la fractura, la ruptura, las caídas. Cuando Marlos llegó a Europa, con 19 años, sufrió. Emocionalmente no estuvo bien. El niño que toda la vida creció cerca doña María, su madre, se fue solo y sintió en la cara el coletazo frío de la soledad. “Tenía dinero. Podía hacer lo que quisiera. Pero, ¿y eso qué? ¿Dónde estaba mi familia, mis amigos? Todos lejos”, le dijo a este diario en una entrevista.
Moreno sobrellevó la soledad con llamadas telefónicas de más de cuatro horas. También llevando a sus familiares a pasar vacaciones con él. Alguna vez tuvo 14 personas en su casa. Pero cuando volvían, él se quedaba solo, triste. Tuvo depresión. No se encontraba. “Buscaba razones para sentirme bien, pero no encontraba”.
Así pasó las primeras temporadas en Europa. El joven entrenaba bien, pero pocas veces jugaba. En 2018, dos años después de irse, regresó a Suramérica. En Brasil se reencontró consigo mismo. La cultura era parecida a la que conoció desde niño. El fútbol se vivía de una manera que le agradaba. Tenía el respaldo de su gente.
Eso le ayudó a recuperarse. Sin embargo, también sintió el coletazo de los vacíos en la formación que hay en el fútbol colombiano, que desde hace un tiempo entrenadores preparados intentan acabar. “Cuando llegué a España me di cuenta de que no tenía la preparación táctica suficiente. Yo solo sabía hacer la banda. Allá me pedían que cortara el juego, que fuera al medio. Yo no tenía esa información. Eso fue como estrellarme contra una pared”, agregó.
Marlos, quien dijo que no se excusaba en las cosas que había vivido porque estas lo formaron, también aseguró que hubo momentos en los que las alineaciones que utilizaban los técnicos de los equipos donde jugó no lo beneficiaron. Además, hubo otros factores como los cambios de entrenadores también lo perjudicaron. “En el Tenerife me pidió un técnico y cuando lo cambiaron el que llegó no me puso mucho. Al final me adapté a él y terminé jugando, pero eso pasó varias veces”, concluyó.
El extremo antioqueño, uno de los futbolistas más queridos por la afición de Nacional, sueña con regresar a su mejor nivel en el equipo de sus amores. Ya no es un niño. Ahora es un hombre maduro, curtido de experiencia, que sueña con que la afición verde levante de nuevo una Copa Libertadores. Su gran objetivo es ganar títulos. El ídolo (aunque él no se considera tal), ya volvió.