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Firma paisa ofrece servicio de conversadores profesionales que tertulian de arte y música con adultos mayores

Waldir Ochoa, el creador, aclara que se trata de profesionales brindando buena conversación, no de una terapia psicológica o médica. La sesión dura alrededor de 90 minutos.

  • La conversación, según expertos, ayuda a que la persona adulta mayor le dé sentido a su vida y se sienta incluida. Escuchar y ser escuchado puede hasta tener un efecto terapéutico. FOTO GETTY
    La conversación, según expertos, ayuda a que la persona adulta mayor le dé sentido a su vida y se sienta incluida. Escuchar y ser escuchado puede hasta tener un efecto terapéutico. FOTO GETTY
hace 50 minutos
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Que alguien esté dispuesto a pagar por tener con quién hablar suena insólito, pero la realidad es que al parecer esa se convierte en una necesidad por estos tiempos y, al ser detectada, está dando lugar a un oficio nuevo y un servicio que ofrece una empresa de Medellín, el de los conversadores profesionales.

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Waldir Ochoa, el gerente de Grupo Noia (que en griego significa mente), como se llama la compañía que tuvo la ocurrencia, recuerda que, de hecho era una idea que tenía guardada hace unos 20 años, cuando su novia de entonces —que luego se convirtió en esposa— hacía un programa de radio llamado Cabecitas Blanca, en el cual tertuliaban con adultos mayores acerca de distintos aspectos de la vida.

“En esa época yo le decía que qué bonito crear un servicio para acompañar a estos adultos mayores, leerles poemas, y eso se nos quedó ahí” agrega.

Después de pasar por medios radiales y de televisión, y desempeñarse como asesor de la Gobernación de Antioquia y secretario de Comunicaciones de la Alcaldía de Medellín, hace un par de años Waldir Ochoa abandonó el periodismo, quien sabe si de manera momentánea o del todo, para desempolvar asuntos que le interesaban pero había dejado en el olvido, y este fue uno de ellos. Otro fue fundar el Grupo Noia con un grupo de socios, siendo el propósito dictar talleres y capacitaciones sobre salud mental; otro fue escribir un libro sobre envejecimiento que está próximo a salir al mercado.

El servicio soñado por Waldir se llama “En buena compañía” y consiste en que alguien que tenga interés en esas áreas se pueda sentar a charlar con profesionales formados en artes, música o literatura.

Una segunda modalidad consiste en contar y escuchar historias en presencia de personajes con cierto reconocimiento social y hasta fama, como Luis Alirio Calle, quien se hizo legendario a nivel regional y nacional como el único periodista que acompañó al narcotraficante Pablo Escobar cuando se entregó a las autoridades y se recluyó en la cárcel La Catedral.

Ochoa cuenta que tres asuntos los hicieron pensar en que la idea no era descabellada. Lo primero fue la certidumbre de que el mundo y dentro de este, Colombia, pasa por un proceso de envejecimiento acelerado, pues hoy día el 10% de la población es mayor de 65 años y se estima que para 2070 una de cada tres personas va a tener más de esa edad. Teniendo en cuenta que la tasa de natalidad sigue bajando, en el futuro la situación se agudizará, según los pronósticos.

Como segundo punto y ligado a lo anterior, también está comprobado que uno de los sectores con mayor proyección es la llamada economía plateada, que se centra en la oferta de servicios para los adultos mayores.

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En tercer lugar —tal vez el factor que mejor le pega al servicio de Noia—, la soledad no deseada se ha constituido en un problema global que afecta a un porcentaje entre el 20% y 34% de las personas que han alcanzado la plenitud de sus años, variando según los países, al punto de que en algunos se considera un asunto de salud pública.

No en vano, en Japón se acuñó el vocablo kodokushi, consistente en la muerte solitaria de habitantes que solo se descubre mucho tiempo después de que se produce debido a que, con frecuencia los viejos no tienen contacto cercano con sus familias ni cuentan con amigos que los extrañen. Esa fue la causa de fallecimiento de 76.000 personas en ese país asiático en 2024, de acuerdo con cifras del Ministerio de Salud nipón.

El fenómeno no es tampoco ajeno a sociedades como la europea y la estadounidense y, por desgracia, no tardaría en extenderse a nuestro entorno.

“Eso nos llevó a pensar en un servicio de compañía para adultos mayores cuyos hijos estén lejos, que estén solos. Un servicio que se preste en sus casas, en los seniors club o de manera virtual”, apunta Ochoa, quien advierte que esto no se puede confundir con la atención médica o terapia psicológica o física, ni mucho menos con asistirlos en labores cotidianas como cambiarles un pañal. “Somos un servicio de conversación que la gente contrata”, recalca.

A nivel internacional no podría decirse que “En buena compañía” es algo único, pues, como lo reconoce el mismo Ochoa, en EE. UU. hay programas en los cuales estudiantes de últimos grados de música así como profesores de esa misma área y voluntarios en general van a lugares donde se reportan personas de avanzada edad en estado de soledad no deseada para darles conciertos personalizados. Igualmente, en el Viejo Mundo existen servicios de acompañamiento. Pero no se conoce un antecedente a nivel de Colombia.

En sus primeras experiencias, Noia se ha topado con una inquietud que probablemente no exista en esas otras latitudes y es cómo enfrentar la desconfianza que impera en nuestro medio y que genera resquemor para dejar entrar a alguien extraño a la casa. De ahí que avanzaran en una versión virtual de conversación, a través de plataformas como Zoom o Meet en la que están viendo otras posibilidades porque les permite llegar a los países donde hay más migrantes colombianos.

“Un servicio pensado para acompañar, conversar y reconectar con la alegría de sentirse escuchado. Porque acompañar también es cuidar”, dice un anuncio en redes sociales, luego del cual dan el número de contacto por WhatsApp.

Cada sesión dura 90 minutos en promedio y cuesta 150.000 pesos si es virtual, 200.000 si es presencial y 300.000 si es con un personaje.

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“Cuando se ofrece el servicio, le preguntamos al familiar cuáles son los hobbies de la persona, si la música o la literatura, y le proponemos cuál nos parece más apropiado. Esa persona entonces va o se conecta y comienza una conversación a partir de ahí, pero eso está migrando, porque al final la gente quiere hablar y habla de las cosas de la vida, de las que hace rato no habla, porque hace mucho tiempo ha estado muy sola; son diálogos sobre la vida”, añade Ochoa.

Por esta razón, Noia también está pensando en ofrecer la posibilidad de que esos diálogos se materialicen en productos concretos como libros de memorias o audiolibros, según el querer de la familia.

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