La industria del acero en América Latina atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente. En los últimos 15 años, las exportaciones de acero terminado y semielaborado desde China hacia la región crecieron 233%, al pasar de 4 millones de toneladas en 2010 a 14,1 millones en 2024.
Esta avalancha de producto subsidiado y con precios artificialmente bajos ha desplazado la producción latina, debilitando cadenas de valor industriales, lo que pone en riesgo 1,4 millones de empleos directos e indirectos.
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La amenaza se acentúa con la proyección de la Ocde, estimando que la sobrecapacidad mundial de acero alcanzará 721 millones de toneladas en 2027. Aquellos países que cuenten con menores defensas, serán el objetivo del desvío de comercio generado desde aquellos países y regiones que sí establezcan barreras efectivas.
En efecto, en agosto de 2025 el acero importado representó el 40,8% estimado del consumo de laminados de América Latina, valor récord histórico.
“Lo que está en juego no es solo la competitividad de nuestras empresas, sino el futuro industrial de América Latina. Defender la industria es asegurar empleo, movilidad social y desarrollo económico para nuestra región”, afirmó Ezequiel Tavernelli, director ejecutivo de la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero).
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