La reactivación del comercio entre Colombia y Venezuela acabó de cumplir tres años, luego de que los camiones volvieran a transitar con mercancía el 26 de septiembre de 2022 por el Puente Internacional Simón Bolívar. Para hacer el balance de ese restablecimiento, EL COLOMBIANO dialogó con Juan Gabriel Pérez, presidente de la Cámara Colombo Venezolana.
El líder gremial sostuvo que el intercambio formal entre ambos países ha superado los 1.100 millones de dólares anuales, impulsado por el regreso de empresas exportadoras, la normalización de pasos fronterizos y la recuperación paulatina de la confianza empresarial.
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Sin embargo, el potencial real de esa relación —que antes de la crisis política y económica superaba los 7.000 millones de dólares— aún está lejos de concretarse plenamente porque Venezuela no es el mismo país de la primera década de este siglo. Aquí la entrevista.
¿Cuál es su balance de estos tres años de reapertura del comercio entre Colombia y Venezuela?
“Históricamente, la relación comercial entre Colombia y Venezuela ha sido muy fluida. En 2008 alcanzamos un comercio binacional de 7.200 millones de dólares. Sin embargo, tras la ruptura de relaciones diplomáticas, el cierre de la frontera y la pandemia, esa cifra cayó a solo 220 millones de dólares.
Hoy, la relación es nuevamente dinámica. En 2024 cerramos con 1.138 millones de dólares, de los cuales Colombia exportó 1.000 millones y Venezuela 134 millones. Es una cifra interesante. Entre enero y septiembre de este año ya registramos cerca de 700 millones, y esperamos cerrar con un crecimiento del 10 al 15% en las exportaciones colombianas hacia Venezuela”.
¿Se han cumplido las expectativas que tenían la Cámara y el Gobierno respecto a la reactivación comercial?
“Sí, hemos venido creciendo de manera constante desde la reapertura. Más del 50% del comercio entre los dos países pasa por Norte de Santander y Táchira, lo que demuestra el dinamismo de esa zona. Venezuela ha cambiado en su estructura económica y en el tamaño de su mercado, por lo que nos estamos adaptando a una nueva realidad. Hoy, el 60% del comercio son productos alimenticios, de consumo masivo y de primera necesidad: papel higiénico, toallas, pañales, entre otros.
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Estamos satisfechos con los resultados y esperamos avanzar hacia una mayor complementariedad, incluyendo la posibilidad de trabajar con nuestros homólogos venezolanos para ir equilibrando esa balanza comercial”.
¿Cómo ha evolucionado el comercio desde la reapertura de la frontera en 2022?
“Cuando se reabrió, el comercio rondaba los 600 millones de dólares. Luego subió a 760 millones, y en 2023 superamos los 1.000 millones. Este año proyectamos entre 1.300 y 1.500 millones de dólares.
Es un avance muy positivo porque el mercado venezolano recupera importancia para los exportadores colombianos. Además, vender a Venezuela es logísticamente fácil: la mayoría de los productos viaja por tierra y puede llegar al cliente final en menos de 78 horas”.
Pero todavía estamos lejos del comercio de antes, ¿podríamos volver a los 6.000 millones de dólares de 2008?
“En el corto plazo no lo vemos viable. El PIB venezolano se redujo drásticamente; hoy su economía equivale a la de República Dominicana. En los años setenta y ochenta, Venezuela tenía el doble del PIB de Colombia, pero actualmente Colombia es cuatro veces su tamaño económico. Hoy es otro país.
Además, la migración de unos siete millones de personas disminuyó la demanda y el consumo. Por eso, más que recuperar cifras, buscamos fortalecer sectores estratégicos con valor agregado: hoy vendemos alimentos, autopartes, confecciones, farmacéuticos y servicios.
Cada vez hay más marcas colombianas en Venezuela, y también inversiones venezolanas en Colombia como Polar y Farmatodo, que han crecido con éxito. Apostamos al comercio, la inversión recíproca y al turismo, que será clave para complementar ambas economías”.
¿Qué empresas colombianas están aprovechando mejor este mercado?
“El 40% de las exportaciones corresponden a alimentos. Solo el segmento de confitería alcanza cerca de unos 150 millones de dólares. Allí están empresas como Colombina, Súper de Alimentos, Fruco y El Dorado, entre otras.
También estamos entrando en otros sectores que hace tres años eran tímido y hoy son importantes como las autopartes y por ejemplo Sofasa está vendiendo vehículos. Hoy Colombia exporta automóviles, motocicletas y muebles a Venezuela. Lo que esperamos es seguir fortaleciéndonos, cuando estuvieron las relaciones tensas, pues el vecino país buscó proveedores lejanos en países asiáticos y esos mercado están a meses de ser abastecidos.
Hasta el año pasado teníamos unas 300 empresas que exportaban; ahora superamos las 500. Esto refleja una mayor diversificación tanto de productos como de empresas que han encontrado en Venezuela un mercado confiable”.
¿Cómo enfrentan los empresarios colombianos la percepción de riesgo o desconfianza al comerciar con Venezuela?¿Sí hay capacidad de pago?
“Para eso está la Cámara Colombo Venezolana. Todos los negocios se hacen con pago anticipado, por lo tanto, el riesgo de no pago no existe. Los giros se canalizan a través de bancos privados venezolanos, generalmente usando un tercer país como intermediario.
Además, muchos productos están cobijados por un acuerdo de alcance parcial que les otorga exención arancelaria. Esto hace el comercio aún más atractivo.
Colombia también tiene una ventaja logística clave: la cercanía. Mientras un envío desde China tarda al menos 40 días mínimo, desde Colombia puede llegar en tres. Actualmente hay cuatro pasos fronterizos habilitados en Norte de Santander y otros por Arauca y La Guajira, lo que facilita enormemente el intercambio comercial”.
¿Les preocupa que un cambio de gobierno en Colombia para 2026 pueda afectar la relación con el vecino país y prestarse para una cierre del comercio otra vez?
“La historia demuestra que dos países hermanos deben seguir conviviendo y trabajando juntos. Desde la Cámara apostamos a mantener una relación comercial fluida y una relación amable con nuestro vecino. Las cifras lo dicen todo, el comercio beneficia a ambos pueblos. Somos muy optimista que el presidente que llegue, sea de cualquier ideología, tiene que entender que una frontera tan dinámica debe seguir funcionando. Los empresarios son quienes realmente sostienen la relación bilateral”.
¿Ha habido impacto reciente por las tensiones entre Estados Unidos y Venezuela?
¿Qué opina sobre el ambiente político en Venezuela, por ejemplo, tras el anuncio del Nobel de Paz a María Corina Machado?
“No opinamos sobre temas políticos. Nuestro foco es fortalecer la relación binacional y la diplomacia comercial. Tenemos empresarios venezolanos en Colombia y colombianos en Venezuela que prosperan y generan empleo. Eso es lo que debemos seguir promoviendo: un ambiente económico estable y colaborativo que beneficie a ambos países. Somos países hermanos y somos un solo pueblo”.
¿Qué tan grave sigue siendo el contrabando en la frontera?
“No tenemos cifras exactas, pero es claro que cuando se cierra la frontera, el comercio no para y sigue funcionando por las trochas y de manera informal.
Tanto Colombia como Venezuela han trabajado para formalizar los intercambios y garantizar que los productos, especialmente los farmacéuticos, cumplan con los controles sanitarios.
El contrabando ha disminuido significativamente y hoy es menos atractivo porque existen canales formales, seguros y más rápidos. Los camiones pasan por los puentes y las mercancías cumplen con todas las condiciones sanitarias y de seguridad para el consumidor final”.