Pico y Placa Medellín
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El título puede sonar grosero, pero no lo es.
Es, más bien, la frase más visceral que me sale cuando trato de explicar lo que la lectura significa para mí. Sé que a algunos les incomoda. Que hay quienes preferirían que uno hablara más “bonito”. Pero decidí decirlo así porque hace años entendí que la lectura ha tenido pésimo marketing.
Nos la vendieron como una obligación escolar, como un asunto solemne y aburrido. Pero leer no es eso. Leer es una chimba. Es de las cosas más poderosas, baratas y transformadoras que puede hacer un ser humano.
En mi primera columna en este periódico, hablaba de las enormes dificultades para acceder a los libros nuevos en Colombia: los precios altos, falta de cultura lectora, los retos de las librerías para sobrevivir.
Varias personas me escribieron después diciendo que comprar libros nuevos no es la única manera de llegar a ellos. Y tenían razón. Hay muchas formas de leer sin gastar mucho o nada.
En Medellín tenemos una red de bibliotecas públicas ejemplar —la Biblioteca Pública Piloto, las de los Parques Biblioteca, las de Comfama— abiertas para todos. Hay librerías de libros usados, ferias, clubes de lectura y trueques donde los libros viajan de mano en mano. Y también hay plataformas digitales como Libby, que permite acceder gratis a miles de libros y audiolibros solo por ser afiliado a Comfama.
Literalmente podés leer a García Márquez o escuchar a Malcolm Gladwell mientras lavás los platos. Gratis, legal y desde el celular. No hay excusa.
No lo digo solo desde la emoción. La ciencia respalda la importancia de la lectura.
Un estudio de la Universidad de Stanford mostró que al leer una novela se activan simultáneamente las regiones cerebrales del lenguaje, la empatía y la imaginación. Otro, publicado en PNAS, demostró que leer ficción mejora la capacidad de comprender las emociones y perspectivas de otros.
En resumen: leer te hace más inteligente y más humano. Leer también reduce el estrés, mejora la concentración y fortalece la memoria. Pero, sobre todo, amplía el mundo interior. Es una forma de pensar mejor y sentir más profundo. No hay que empezar por Ulises ni por Crimen y castigo. Se puede empezar por un cuento corto, una biografía, una novela gráfica o el libro que te dé curiosidad. Lo importante es abrir uno y dejarse llevar.
A mí los libros me han salvado más de una vez. Me dieron lenguaje cuando no sabía cómo nombrar lo que sentía. Me enseñaron que no hay pensamiento profundo sin palabras bien escogidas. Que leer no es alejarse del mundo, sino entenderlo mejor.
Por eso insisto: leer es una chimba.
Y si queremos un país que piense distinto, que dialogue mejor, que no se crea cualquier cosa que le digan, necesitamos más gente leyendo.
Un país que lee, no traga entero.
