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Según cifras de WWF, los sistemas alimentarios globales han ocasionado el 80% de la deforestación.
Por Juan David Correa - opinion@elcolombiano.com.co
Pocos días del año tienen tanto significado personal y vocacional para mí como el 16 de octubre. Ese día nació uno de los seres más maravillosos que he podido conocer y que este año estaría cumpliendo 80 años: mi Mamá. Ese día también le propuse matrimonio a mi esposa. Pero hoy estoy ante ustedes porque también en esta fecha se celebra el día mundial de la alimentación, para hacer un llamado persistente en pro de la transformación de los sistemas agroalimentarios “para garantizar que todas las personas tengan acceso a una dieta saludable, viviendo en armonía con el planeta”.
Provengo de una familia en donde el alimento se constituyó siempre en una expresión genuina del amor, en un pretexto para compartir y en una oportunidad de sensibilizarnos con la situación de vulnerabilidad que viven millones de personas, que se les dificulta todos los días poner en sus mesas un plato digno de comida.
Esa enseñanza familiar (la de nuestra Madre fundando el Jardín Infantil Semillas de Paz, lugar en donde se vivía cada semana la celebración por las bondades de un “Buen Comienzo”, pero también la tragedia de los fines de semana sin comida en cientos de hogares humildes de nuestro distrito), conjugada con el habernos topado profesionalmente (desarrollando aplicaciones móviles para la industria de alimentos) con el problema de la pérdida y desperdicio de alimentos (PDA), fue lo que nos llevó a crear EatCloud, una empresa que se dedica a aplicar tecnología e innovación para solucionar el hambre, la PDA y las emisiones de gases de efecto invernadero que esto produce.
Según cifras de WWF, los sistemas alimentarios globales han ocasionado el 80% de la deforestación, son responsables del 70% de la pérdida de biodiversidad en ecosistemas terrestres y del 50% en ecosistemas de agua dulce, y generan el 29% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Dramáticamente estamos utilizando esos sistemas alimentarios para botar a la caneca entre el 30 y el 40% de lo que producimos, con una gran insensibilidad al hambre que padecen millones de personas.
Es por eso que un día como este, hay que hacer un enérgico llamado social, para desatar el potencial de la ciencia, la tecnología y la innovación, en pos de alcanzar algún día la victoria que nos lleve a celebrar el 16 de octubre como debe ser. Un día en donde como humanidad digamos con orgullo: alcanzamos el ODS 2: Hambre Cero. En donde millones de empresas del sector alimentos se hallan comprometido decididamente, desde sus altas esferas hasta sus áreas operativas a no botar más comida, utilizando las herramientas tecnológicas que hoy se ponen a su disposición. Un día en donde gracias al triunfo de iniciativas como “SaboresBio” cada comensal sea consciente que alimentarse con productos locales, producidos con agricultura sostenible y regenerativa, es una apuesta clara de futuro. Un día en donde cientos de emprendedores que comparten la visión del ODS 12: Producción y consumo responsable, digan con orgullo: lo hemos logrado.
Celebremos pues el 16 de octubre, pero pensando en lo fenomenal que puede ser la fiesta el día que juntos verdaderamente lo logremos.