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Por Juan David Escobar Valencia - opinion@elcolombiano.com.co
Nunca olvidé lo que mi colega y amigo, Pedro Juan González Carvajal, me enseñó cuando fui su alumno. Advierto que es una pregunta que puede deprimir a quien se la haga, si la respuesta no es la esperada. “¿Por qué la gente o alguien quiere estar o vivir con usted?”. Las tres posibles opciones son: 1) porque te aman y admiran. 2) porque te necesitan, al tener algo que el otro no tiene. 3) porque te temen. Amor, necesidad o temor, así simplificado no es una inspiración súbita sino el resultado de un análisis muy profundo y la correlación de ideas, que yo no hice, de gente brillante como Maquiavelo, Kant y Hegel, entre otros.
Todo eso se evidencia en los que suelen ser los afanes de quienes aspiran a tener poder y reconocimiento de muchas personas: 1) afán por ser honorable a los ojos de otros, no por lo que pregonas sino por lo que haces realmente. 2) afán por recursos o medios que otros, al no tener, están dispuestos a fingir respeto con tal de recibir unas migajas o una promesa de ellas. 3) afán por un cargo superior en una estructura organizacional, porque el poder que este concede permite causar daño o temor a los subordinados. Nuevamente: amor, necesidad o temor.
Para que una sociedad se desarrolle virtuosamente y tenga viabilidad en el tiempo, debe elegir a líderes que buscan ser merecedores de honor y amor. Pero esa es la opción más difícil porque requiere grandeza, esfuerzo, sacrificio, humildad y valor. Quienes carecen de esas condiciones y tampoco están dispuestos a los sacrificios que implica obtenerlas, eligen la segunda o la tercera opción, o a combinarlas.
Lo vemos frecuentemente entre criminales que aspiran al poder político. El nefasto Pablo Escobar Gaviria se empeñó en participar en política, y como de honor no tenía nada, y eso no lo venden en los almacenes, optó por usar su riqueza para “comprar” gente necesitada o sin escrúpulos, y a los demás nos inundó de terror, bombas, asesinatos, secuestros, etc.
Lastimosamente nuestro país tiene amnesia o problemas cognitivos porque volvimos a permitir que gente sin honor, expertos en ejercer terror y aliados con delincuentes multimillonarios, llegara a los cargos de mayor responsabilidad, lo que pone en peligro, como nunca ha estado, el futuro del país.
La semana pasada estuve en la marcha para apoyar al perseguido político, el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Confieso que era mi primera asistencia a una marcha porque no se me facilita estar entre multitudes, pero ver y oír a la gente voluntariamente –y no pagada como hemos visto estos tres años de “ancestrales seguidores prepago” de cuenta del erario público y de fuentes oscuras– expresando en sus rostros y palabras el respeto, amor, admiración y gratitud por quien sacrificó su vida por salvar al país y trabaja sin descanso por su futuro, me hizo recordar que la “primera opción” no es solo una teoría.
Ojalá quede país en el 2026 y no le confirmemos al mundo que Colombia está plagada de idiotas y cobardes que se dejan convencer y comprar por delincuentes adinerados y armados, disfrazados de defensores de los pobres.