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Es necesario entender el valor estratégico del sector agropecuario para el desarrollo económico, social y ambiental de Colombia.
Por Paola Holguín - @PaolaHolguin
El pasado 26 de abril se celebró el sexto foro de precandidatos presidenciales del Centro Democrático en Neiva sobre el sector agropecuario. Una oportunidad para debatir sobre la potencialidad del campo, su importancia estratégica, retos y propuestas.
Colombia es un país con tradición y vocación agropecuaria; con más de 40 millones de hectáreas donde podemos producir, gran riqueza hídrica, todos los pisos térmicos y una ubicación privilegiada (Zona Ecuatorial), que nos permite producir todo el año; pero hasta ahora, no hemos logrado diseñar una Política de Estado que nos dé una visión de largo plazo.
Una muestra de esta oportunidad es que en los últimos 10 años el PIB agropecuario pasó de $50 billones en 2014 a $80 billones en 2024, y las exportaciones de US$6.500 millones a US$11.491 millones. En 2024, el sector agropecuario representó el 9,3% del PIB nacional y fue responsable del 47% del crecimiento económico total.
Este dinamismo contrasta con la precariedad en conectividad (vial y digital), los elevados costos de insumos, y falta generalizada de asistencia técnica y crédito. Además, quedó claro que este, como los demás sectores de la economía, necesita seguridad física, estabilidad jurídica (hoy con riesgos enormes por las APPA, ZPA, titularidad de tierras), educación e investigación, asociatividad y acceso a mercados.
Hablemos de un par de ejemplos, en ganadería tenemos más de 29,1 millones de bovinos en 638.941 predios (estamos entre los 15 hatos ganaderos del mundo), con predominio de pequeños productores (80% tienen menos de 50 animales). En 2024 exportamos 24.769 toneladas de carne, 4.679 de vísceras y 238.600 bovinos en pie, sumando US$301 millones en exportaciones a 27 países.
Necesitamos más mercados dispuestos a pagar por nuestro diferencial, alimentación en pastura, condiciones de bienestar animal y de libertad, que nos hace menos eficientes y con una menor tasa de extracción (18%); incentivos a sistemas silvopastoriles (mejoran productividad hasta 30%, reducen emisiones y generan sombra y alimento todo el año); tenemos que trabajar ganadería regenerativa con trazabilidad; programas de sanidad y mejor inspección en fronteras; bonificaciones por captura de carbono, acceso preferencial a crédito verde y formación técnica digital.
Otro caso es el sector frutícola, uno de los que más ventajas comparativas y competitivas tiene. Hemos crecido mucho en aguacate hass en zonas de trópico alto (por encima de 1.700 mts, tierras que antes no eran muy productivas). En 2024 tuvimos exportaciones récord de 138.000 toneladas por US$309 millones.
Hemos venido creciendo en pasifloras (como uchuva, maracuyá, gulupa, cholupa) en 22 departamentos. Últimamente, en arándanos que es un cultivo de alta tecnología que va a representar unos ingresos muy importantes. Pero tenemos dificultades como la asistencia técnica que apenas cubre el 5,6% de los productores, y la falta crítica de infraestructura de transformación; por eso tenemos que pasar de la asistencia técnica tradicional a la digital (proponemos cédula digital agropecuaria); eliminar aranceles y sobrecostos en importación de maquinaria agrícola para frutas y hortalizas (clasificadoras, peladoras, deshidratadoras, sistemas de frío, empaques, drones agrícolas); financiación blanda y leasing productivo; transferencia de tecnología; capital semilla para creación o modernización de plantas de transformación en zonas productoras, y fortalecimiento de la infraestructura logística.
Es necesario entender el valor estratégico del sector agropecuario para el desarrollo económico, social y ambiental de Colombia; y lo importantes que es para la seguridad física y alimentaria de la Nación.