La Selección Colombia logró el objetivo que se había trazado desde el inicio del proceso: asegurar su cupo en la Copa del Mundo. Néstor Lorenzo, el entrenador argentino que tomó las riendas tras el fracaso rumbo a Catar 2022, cumplió con el deber básico que exige la hinchada: estar entre los representantes de Sudamérica en la cita orbital. Sin embargo, la clasificación no ha llegado exenta de dudas, y en los últimos meses se abrió un debate que no parece tener fin: ¿es Lorenzo el técnico ideal para sacar el máximo de esta generación en el Mundial?
La discusión tomó fuerza después de la final de la Copa América frente a Argentina. Aquel partido, más allá del orgullo de disputar un título continental, dejó heridas abiertas. Colombia mostró carácter, pero también limitaciones, y desde ese instante el equipo entró en un bajón que se trasladó a la Eliminatoria. Tres derrotas y tres empates consecutivos complicaron el panorama y encendieron las alarmas de una hinchada acostumbrada a sufrir en los cierres clasificatorios. Solo la victoria 3-0 frente a Bolivia devolvió la calma, pues aseguró el boleto directo a la Copa del Mundo.
El alivio, no obstante, tiene mucho que ver con el nuevo formato de clasificación. Con seis cupos directos y un séptimo vía repechaje, Sudamérica tiene hoy un margen más amplio que en procesos anteriores. En un escenario distinto, con solo cuatro plazas y una quinta de repesca, como ocurría en el pasado, Colombia estaría al borde del abismo, obligada a vencer a Venezuela en la última jornada. Esa diferencia de contexto es lo que alimenta la sensación de que el combinado patrio quedó en deuda.
La pregunta que surge es si otro entrenador aprovecharía mejor a esta camada de futbolistas. Lo cierto es que Lorenzo cuenta con un respaldo sólido en dos frentes claves: los directivos y los jugadores. Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, lo dejó claro al ser consultado por la continuidad del técnico.
“¿Continuidad de un técnico que acaba de clasificarnos al Mundial? No entiendo la pregunta”, respondió con ironía.
El vestuario también ha cerrado filas en torno al argentino. James Rodríguez, referente y líder natural del grupo, ha defendido el proceso, y otros capitanes coinciden en que la estabilidad es fundamental para llegar con confianza a la Copa del Mundo.
No obstante, la historia del fútbol ofrece ejemplos de selecciones que decidieron cambiar de rumbo aun tras haber clasificado. Paraguay lo hizo en 2002: Sergio Markarián condujo la Eliminatoria, pero Cesare Maldini asumió para el Mundial de Corea y Japón, y llevó a los guaraníes hasta octavos de final, donde cayeron con Alemania, finalista del torneo. Más reciente es el caso de Brasil: Dorival Júnior encaminó a la “Verdeamarela” hacia la clasificación, pero será Carlo Ancelotti quien los dirija en el Mundial.
En Colombia, hay voces que piden cautela. Luis Augusto García, exseleccionador nacional, lo explicó con pragmatismo: “No creo que sea el momento de cambiar, pero sí de mejorar, porque el proceso venía perdiendo confianza. El impulso de la clasificación cambia todo, y en el Mundial se empieza de cero. Además, se tiene la ventaja de reunirse con anticipación para preparar bien la cita”.
El panorama, entonces, parece definido: Néstor Lorenzo seguirá al mando de Colombia en el Mundial. La Federación no contempla cambios, y el plantel se muestra alineado con su entrenador. La gran prueba será en la Copa del Mundo, donde los análisis ya no se medirán por la tranquilidad del cupo asegurado, sino por la capacidad del equipo de competir contra las potencias y dar el salto que la afición sueña.
Una vez concluida esa aventura, será el momento de pensar en el futuro y en el proceso rumbo al Mundial de 2030. Hasta entonces, Lorenzo tendrá en sus manos la oportunidad de demostrar que la fe depositada en él no fue un simple acto de confianza, sino la decisión correcta para llevar a Colombia de nuevo al lugar que le corresponde en el fútbol mundial.